Ayer estaba haciendo la cena (quesadillas) y de pronto, de arriba de la estufa cae un cuadrito de acrílico, de esos triangulados como símil cristal, que no tenía idea de donde pudo haber caído.
Me llamó la atención — por trivial que parezca- porque estos días de fines de octubre, inicios de noviembre, han estado pasando cosas pequeñitas pero inusuales. Una tarde cuando estaba en el cuarto del yoga, desde la calle rompió el silencio un sonido que nunca había escuchado, era algo que de inicio sonaba como los ladridos agudos de un perro pequeño, pero conforme iba pasando el tiempo, definitivamente no era un perro. Se asemejaban a grititos muy agudos, mezclados con risa, de un grupo de personas, pero cuando me asomé por la ventana, no había nadie en la calle. No fui la única persona en escucharlos.
También he notado abiertas puertas que nunca se abren solas, la de la sotehuela, y, por supuesto, los gatos mirando al vacío, pero eso no es algo realmente inusual.
Mi punto aquí es: ¿realmente pasan cosas a fines de octubre y principios de noviembre? ¿el velo entre el mundo de los vivos y el de los muertos se hace en verdad más fino? No sé, puede ser sugestión, puede ser apertura. Si bien a mí me encantaría conocer más, y siempre he sido muy optimista con el tema de tener contacto con otras dimensiones, también soy de la idea de que cuando le pones atención a algo, ese algo crece. De modo que sugestión y apertura bien podrían retroalimentarse.
