“Si no abre, no es tu puerta” y otras señales igual o más concretas
El otro día (ayer) iba caminando en un parque, terminando una caminata de una hora y media aproximadamente, cuando veo llegar a una mujer que traía una playera con la siguiente inscripción:
La claridad del mensaje me cayó como anillo al dedo, que si bien yo ya estaba tratando de desconectarme del tema y preparándome para distanciarme tanto física como mentalmente, verlo así de directo me trajo de nuevo a la necesidad de cierre.
-¿Ppp-ero, cómo se va a cerrar algo que ni siquiera ha empezado?
Pues así, cerrándose conscientemente.
-Pero, de qué estás hablando, Noelle?
De una mini historia que empezó en mi mente y ahí es donde debe terminar. Verán, en verano me empecé a fijar en un vatillo, cashishinquerer, y cuando me di cuenta me cachaba mirándolo más de lo que debiera, pensándolo durante las ausencias, y esperando que se acerque a mí cada que hubiera una posibilidad.
Hace una semana fuimos de viaje en grupo y hubo una especie de “acercamiento”, pero realmente no fue tal, sólo fue parte de la convivencia temporal. Esa noche en el bar se sentó a mi lado y estuvimos muy cerca, físicamente hablando, todo el tiempo alguna parte de su cuerpo estaba en contacto con el mío. Después nos abrazábamos y buscábamos eventualmente, con charlas simples pero cercanas. Al día siguiente en el viaje de regreso siguió buscándome para abrazarme: en una de esas ocasiones de abrazo, a solicitud de dos amigos*, nos dimos un beso de piquito, él sólo puso los labios y yo lo “besé”, el segundo fue el mismo caso pero espontáneo, él se volteó hacia mí pidiendo el mismo tipo de beso y yo se lo di. Pero realmente no nos besamos DE VERDAD, ya que esos no fueron besos reales, no hubo la intimidad mínima para eso.
Después volvió todo a la normalidad, a la cotidianeidad en la que él es poco hablador, con todo el mundo, yo incluida, y la cercanía física se limita a lo que tengamos que hacer por chamba (danza).
En una ocasión me dio mucha risa que me dijo “en esta cargada quién te carga, además de YO?”, ese día yo estaba un poco incómoda y muy molesta porque él no me estaba buscando, y cuando me dijo esa estupidez lo noté bastante torpe, jajaja.
Después volvimos a tener charlas, pero siempre las iniciaba yo, a veces había algún tercero involucrado y todo era muy casual, dejé de sentirme molesta de que no me buscara y lo acepté como lo que éramos: compañeros y nada más.
El sábado pasado ocurrió algo que es muy común: él llegó a la presentación con poca anticipación, con el tiempo necesario para hacer lo que tiene que hacer y nada más, estábamos en el escenario marcando algo y de repente él apareció entre todos, con camisa negra y yo lo vi sumamente guapo.
Y ahí es donde ya estoy empezando a dudar de mi buen juicio: es que él no es una persona especialmente bella. Pero yo lo encuentro muy atractivo, y desde ahí ya estamos mal, sólo era una camisa negra. Y yo no estoy siendo objetiva.
Total que me valió madres y lo saludé, normal, como saludé a tantas otras compañeras que tuve enfrente, o lo hicieron ellos o lo hice yo, pero equis.
Y después sí hubo un mini momento mágico: durante el intermedio un compañero y yo nos salimos al escenario a marcar la coreo, este compañero lo ve ahí en las penumbras y lo llama “ven! ven a marcarla con nosotros” y ya, él viene y la marcamos los 3, después se nos unió otro y ya fuimos 4. Estábamos en penumbras en la poca luz que hay en el escenario cuando el telón está corrido.
Cuando terminamos de marcar, me le acerqué y le pregunté “y te van a venir a ver?” y él me contestó que sí, que sus hijas, y me preguntó si a mí me iban a venir a ver y le conté de mis amigas, y después me contó los nombres de sus hijas, cuál es la mayor, cuál es la menor, que una baila y la otra no, etc etc, y todo esto mientras sonaba “Algo contigo” y estábamos (¿ya lo mencioné?) en penumbras, a media luz. Yo sabía que el instante se iba a terminar cuando terminara el intermedio. Me dispersé bailando, y me sentí muy contenta de esa brevísima pero bonita conexión. Es una idiotez enorme, lo sé, pero para mí fue un momento de conexión, por mínimo que haya sido.
Al terminar la función yo me estaba despidiendo de todos, me tocó despedirme de él, me preguntó si “iba a ir al rato” (refiriéndose a la fiesta), y le dije que no (algo que ya había decidido desde antes: ya no quiero estar presente en situaciones de fiesta, como pretexto para que se dé un acercamiento, es facilitar demasiado las cosas, y sí, no quiero eso), así que no hubo mucha más conversación que eso, al final le dije “a ver si ya vas más a clases eh” y nomas hizo un gesto como de “mmm va a estar difícil”, y miró hacia un costado. Nada más. No hay de dónde, no hay por dónde.
Hoy una amiga me contó que el domingo su mm ex? (es que mi amiga está saliendo de una situationship con un amigo suyo; son los mismos amigos* que nos incitaron a darnos el primer dizque “beso” que describí anteriormente) le marcó desde el teléfono de él para decirle que estaban en los mariscos, que fuera por mí y vayamos las 2 con ellos… pero pues nuevamente, no es él actuando, es la circunstancia, es el otro wey agarrando su teléfono, es NADA. Yo le dije a mi amiga que hasta para eso él no tiene los huevos. Y pensándolo bien, ¿cómo por qué va a tener huevos para algo que claramente no le interesa?
La realidad es que todo este asunto está tan ridículo, tan adolescente que me fastidia, me tiene tan decepcionada que conscientemente quiero dejar de pensar en ello de inmediato, cerrar el capítulo de una vez por todas, y hacerle caso a la playera de la mujer que se me apareció ayer, cuyo mensaje es tan simple que duele. ¿Y qué es lo que duele? la nada no puede doler, no existe ni siquiera una posibilidad y estoy harta de fijarme en gente que no se interesa en mí, eso ya no me va. Lo que duele probablemente es el orgullo, y ese, como bien sabemos, no es más que una dura coraza.
